Antes de nada se debe reflexionar sobre qué entendemos como calificación y que la entienden los alumnos.
Por parte del alumno, se tiene más arraigada la idea de que sobresaliente=eres bueno y te has esforzado, insuficiente=no sabes o no te has esforzado. Ellos entienden la calificación como valorar cómo de bueno soy en la asignatura y en ocasiones sirven para determinar si la pasas o te queda, sin más. Dando valor exclusivamente a la nota numérica sin entender o no querer hacerlo, de todo lo que lleva consigo esa nota.
Bajo mi punto de vista utilizar la calificación como único feedback al alumnado, no hace otra cosa que apoyar esa creencia de que la nota es lo que vale. Si no conseguimos hacer entender que la calificación es el reflejo de lo que se ha hecho durante meses y no se le hacemos ver que la modificación de la misma depende del día a día, conseguiremos que no entiendan lo significa esa nota y provocaremos en ellos una mentalidad fija. En caso contrario, la calificación pudiera llegar a crear mentalidad de crecimiento y superación, pues entenderían que esa nota no es más el cúmulo de todo su trabajo y lo que ha aprendido, y que si supiera entender porque es esa nota y es otra, vería sus puntos fuertes y sus puntos de mejora para crecer. Entonces y sólo entonces permitiría cierto crecimiento. Aunque yo creo más en el feedback continuo, regular y en tiempo; no únicamente asociado a la calificación, pues así se irá generando una mentalidad de crecimiento progresivo y controlado.
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